martes, 20 de junio de 2023

"Amor que ya no finaliza en el tiempo y en el espacio..."

  


Amor que no finaliza en el tiempo y en el espacio, porque ahora está ubicado en la eternidad.

El duelo es sobretodo un camino al amor. Amor que se expande y adquiere una fuerza anteriormente desconocida, que sorprende y rescata...  El duelo nos lleva al descubrimiento no sólo de cuánto esa persona nos quería, sino de cuánto somos capaces de amar...

La ausencia física, además de resaltar lo efímero, destaca lo auténtico y esencial. Potencia todo lo que ya no se puede tocar y lo eleva a su estado más puro. Lo más importante de cualquier relación son los sentimientos y la tarea en común, que no desaparecen por la ausencia de esa persona. Al contrario, están con más fuerza que nunca. 
Las semillas plantadas juntas dan como fruto la expansión de ese amor aquí y allá. Cuando amamos lo único que hace la muerte es reafirmar ese amor" 

 " Transformar el dolor en amor..."

"No hay dos duelos iguales, pero como en toda transición, contar con determinadas ayudas puede resultar muy valioso" 

Tomado de:  Anjie Carmelo en el Libro El Buen Duelo. Amor y Resiliencia.  Editorial Plataforma Actual. 6a. edición 2017, p. 26



martes, 30 de mayo de 2023

OBSERVAR SIN EVALUAR

 OBSERVAR SIN EVALUAR

Marshall B. Rosenberg

El primer componente de la CNV implica la separación entre observación y evaluación. Necesitamos observar claramente aquello que vemos, oímos o tocamos que afecta a nuestro bienestar, sin mezclarlo con una evaluación... 

Una de mis colegas, Ruth Bebermeyer, establece un contraste entre el lenguaje estático y el de proceso a través de una canción que ilustra la diferencia entre evaluación y observación.


Jamás he visto a un hombre perezoso;
sé de uno a quien nunca vi correr,
y sé de otro que a veces dormía
entre el almuerzo y la cena
y que se quedaba en casa cuando llovía;
pero no era perezoso.
Antes de llamarme loca,
piensa un momento:
¿Era un perezoso o
sólo hacía cosas que consideramos
“de perezoso”?

Jamás vi a un niño tonto;
vi a uno que a veces
hacía cosas que yo no entendía
o que no eran como yo lo había previsto;
vi a un niño que no había visto
los mismos sitios donde yo estuve,
pero no era un tonto.
Antes de llamar tonto a un niño,
párate a pensar, ¿era un niño tonto, o simplemente
conocía cosas diferentes de las que tú conocías?

Aunque he mirado mucho,
nunca he visto a una cocinera;
he visto a una persona que mezclaba ingredientes
que después comimos;
una persona que encendía el fuego
y vigilaba la carne mientras se cocía.
Esas cosas sí las he visto, pero no a una cocinera.
Dime, ¿es a una cocinera a quien ves,
o a una persona que hace cosas que llamamos cocinar?

De aquél a quien algunos llaman perezoso,
otros dicen que está cansado o que toma las cosas con
calma.
De aquél a quien algunos llaman tonto,
otros dicen que sabe cosas diferentes.
He llegado, pues, a la conclusión
de que, para evitarnos confusiones,
es mejor que no mezclemos nunca lo que vemos
con lo que opinamos.
Porque tal vez tú lo hagas, quiero también decir;
sé que eso es tan sólo mi opinión.


Aun cuando los efectos de etiquetas negativas como «perezoso» y «tonto» sean más evidentes, incluso las etiquetas positivas o aparentemente neutras como «cocinera» limitan la percepción de la totalidad de una persona.